Hace 150 años nacía Giacomo Puccini (1958-1924), uno de los mejores compositores que ha dado la ópera. Según la leyenda, su vocación nació tras ver una representación de Aida, de Verdi, y a partir de entonces decidió volcar su talento en este terreno. Conjugó como nadie la escuela italiana con Verdi a la cabeza y la alemana de Wagner creando composiciones que se han convertido en verdaderos himnos. Incluso a los menos aficionados no se les pasa por alto nombres como La Boheme, Tosca, Madama Butterfly o Turandot. Repasamos aquí sus cuatro obras cumbre.
‘La Boheme’
Una de las principales características por las que se destacaron las óperas de Puccini fue por no dejar que la fuerza de la música y el canto decayese en ningún momento. Si hasta entonces los compositores optaban por volcar la fuerza expresiva en determinadas arias y fragmentos dejando la acción para recitativos más monótonos, el italiano prefirió que la línea musical no se quebrase en ningún momento. La Boheme, basada en un libro y posterior obra de teatro de Henri Murger, es un ejemplo de ello sin renunciar a temas de especial fuerza y emotividad como Si, mi chiamano Mimì (en el vídeo interpretado por Montserrat Caballé) o Che gelida manina. Otro de los grandes logros del compositor fue el hecho de escoger protagonistas más corrientes y reales para las historias que narraba. Los personajes de La Boheme son cuatro aspirantes a artista sin demasiada fortuna en el París de mediados de siglo y lejos de episodios de venganzas sangrientas y épicas, la trama presenta situaciones más reconocibles, como la muerte por tisis de la pareja de uno de los cuatro protagonistas.